Vale, es cruel. De acuerdo, no deja lugar a segundas oportunidades. Pero no diréis que no he sido claro: avispas, si os acercáis a mis materiales durante la paella, os arriesgáis a terminar como la compañera de la imagen, bajo la suela de mi zapato náutico de tierra firme. Y os advierto que manejo el náutico magistralmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario