Este verano me acerqué a saludar a mi amigo Nacho, el carnicero.
Nos tomamos una cervecita y hablamos del pasado, del presente y del futuro, que es para lo que están los amigos.
Nacho es bastante famoso. Tiene
un vídeo viral en el que explica la búsqueda de la santidad de un carnicero.
Nos hicimos este selfie pésimo; pero no tengo otro y quería yo ilustrar las palabras con una imagen. Él sale con los ojos cerrados y yo con cara de mosqueo tecnológico. la verdad es que la tecnología me saca de quicio, en general.
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