El asunto es que por ahora no voy a seguir publicando entradas en el blog con constancia. Obsérvese que digo "por ahora" y "con constancia".
Con la torta de la moto se me rompió el teléfono y se incorporó a mi bolsillo un teléfono inteligente que está modificando mis hábitos mediáticos: además de arrojar pollos con tirachinas contra cerditos, me he aficionado en serio a Twitter, a Instagram y a otras zarandajas que me alejan de acceder a internet desde el ordenador. Por supuesto, seguiré actualizando el blog de las alcantarillas, y vendré por aquí -y por otros sitios que sigo cultivando con pseudónimos que ni yo mismo controlo- de vez en cuando a aumentar las 2.029 entradas que llevo; pero menos.
En cuanto al hombro que me rompí el 6 de septiembre último, mucho mejor. Ayer me dieron el alta laboral incluso.
Hasta pronto.