domingo, 12 de febrero de 2006

Poesía de las vías del tren


Tienen algo de mágico las vías del tren. En principio debieran ser una forma más del perverso impacto ambiental con el que los humanos pisoteamos la naturaleza, y sin embargo es en parte como si gozasen de algún indulto, como si más que romper el paisaje formaran ya parte de él: no son como las autovías, ni los aeropuertos; forman parte más bien de la historia de la literatura, de los recuerdos de la infancia, de las tertulias de pueblo, de las pelis en blanco y negro, las radionovelas y los relatos de viajes, de despedidas y nostalgias. Incluso en la historia del Opus Dei tienen su capítulo encantador los viajes en tren, de viajes de San Josemaría para ver a unos y a otros desde Burgos, de estancias de domingo para dar círculos y comenzar a trabajar en otras ciudades cuando todos los del Opus Dei estaban en Madrid y Valencia y comenzaban la "expansión"...

En fin, que me sigo yendo por las ramas. He terminado mi primera vuelta a la última Encíclica; estoy fascinado. He desatascado alguna de las gestiones que conté el otro día que no me salían. He dado un lago paseo en este Madrid que ha llegado prematuramente a la primavera.

1 comentario:

Karola dijo...

Llego aquí vagando por la blogosfera.Interesante blog. entraré más veces esto del opus dei es polémico y ahora con el código da vinci más aún. Un saludo