Bueno, sé que lo correcto es hablar de arroces más que de paellas, pero al fin y al cabo la sartén se llama paella aunque no la maneje un valenciano.Éramos 60 y todo el mundo ha podido probar tanto la de calamares y gambas, como la de pollo y champiñon. Todo excelente, incluso la temperatura, porque en Madrid se rondaban los 40 y en Molinoviejo se estaba en la gloria.
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