martes, 11 de diciembre de 2018

Pinki


Hace muchos años tuvimos un pekinés que respondía al nombre de Pinki.
Era un gran animal.
Los viajes en coche le ponían mustio. Alguna vez vomitó en el coche.
Prefería pasear a pata, marcando el territorio aquí y allá con largas meadas.
Meaba muy seriamente.

Nunca se nos ocurrió llevarle en bicicleta mediante mochila. ¿Hubiera vomitado? ¿Resistiría el impulso de marcar el territorio en paraje tan notable como la Puerta de Alcalá?

¡Ah! Si Pinki volviera yo sería su escudero, que buen caballero era.

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