El otro día vi en la tele un partido amigable de baloncesto en el que un jugador perdió unos pocos dientes en una jugada fortuita.
Este verano me llevaron a dar un paseo amigable en barca. Agarré un mareo muy serio. Me recomendaron que me tirase al agua para que se me fuese el mareo. No se me fue. Fue horrible tirando a muy horrible. Por lo menos, me proporcionaron un flotador: soy el de la derecha.
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