miércoles, 27 de mayo de 2015

Límites de la imaginación


Más de una vez he dicho que me dedicaría con gusto a redactar etiquetas de botellas de vino.
De aceite como la de la foto, también.

Ayer me envió un amigo un mensaje en el que se decía que rezásemos para evitar que unos islámicos radicales decapitasen en masa a todos los cristianos de una ciudad de Irak. Luego escribió para decir que era mentira, que le habían engañado. ¿Lo envían porque les resulta gracioso? ¿Para burlarse? Creo que algo que te hace rezar no puede ser del todo malo, pero me cuesta imaginar al que lo ha enviado.

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