martes, 5 de abril de 2016

La debida admiración


Al comenzar el siglo XIX, casi 150 después de la muerte de Diego Velázquez, todavía era un pintor bastante desconocido en Europa. Anoté hace tiempo, de un libro en el que se glosaba esa idea, que en  1725 un tal Germain Brice decía a propósito de Velázquez: «Español de origen, de mediocre capacidad, aunque estuvo largo tiempo en Italia».

¿Qué tiene esto que ver con la foto de Neptuno a unas horas de que salten el Niño Torres y diez más al césped del Nou Camp?

Yo qué sé. El subconsciente. Y la paciencia que tienen que tener los genios para que se les rinda la debida admiración.

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