Nunca pensé que llegaría a estar anticuado felicitar la Navidad a través de un blog. Y sin embargo, hay que reconocer que es algo tan obsoleto como el adjetivo obsoleto.
El tiempo pasa. Eso es así. Y tal vez la Navidad es uno de esos momentos en los que más se nota. Bueno, tampoco hay que ponerse así: se nota más en las escaleras que en las navidades; pero al subir escaleras no te viene a la memoria esos momentos en los que las subías de dos en dos peldaños como un cervatillo, y sin embargo en las navidades se te vienen a la cabeza todas las anteriores, y todas te parecen mejores, y te pones tierno. Muy tierno, tirando incluso a melancólico.
Pues no. Hay que dar gracias a Dios por las navidades pasadas y disfrutar de la de cada año.
Allá voy, al belén —y eso que este año me he quedado sin viajar a Belén— a disfrutar y a cantar, aunque lo hago francamente mal, no como los pastores. ¿He contado alguna vez que tuve un abuelo pastor que cantaba de maravilla?
Feliz Navidad.
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