A ver, estoy en las antípodas de la xenofobia.
Estoy en contra de los muros y las fronteras.
Compartiría con los refugiados hasta el cepillo de dientes...
Y sin embargo ("sin en cambio", como dice un amigo al que le gusta retorcer frases), veo la oferta de paellas de la foto y me sale de dentro un agente del orden que entra al local, pide pasaportes y coloca a todos esos italianos de patitas en la frontera de la Junquera, para que aprendan a respetar nuestra cultura milenaria.
Si es que el toreo de salón es muy bonito. Pero no es toreo.
Además, si les sale rica...
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