—¿Es verdad que cortáis el pelo por 6,50?
—Sí.
—¿Cuanto tiempo?
—15 minutos
—Pues vamos.
—¿Cómo lo quiere?
—Pues como tú no.
—Jajaja.
Y quince minutos preguntándome qué me habría entendido el amigo.
Por cierto, me dejó bien. O sea, la hipermetropía ya la tenía yo y las patillas las respetó.
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