El viernes comí con Deivid y Charles Flames un menú en la cafetería de su polígono empresarial, en Alcobendas.
El camarero, un tipo amable y competente con peinado de futbolista, tenía un brazo bastante tatuado y me animé a preguntarle —"si no es mucha indiscreción"— cuánto le habían cobrado por esa obra de arte.
Manuel me contó que lo del brazo salía por unos 1.500 euros —unas seis sesiones de tres horas, con mucho dolor, especialmente en el codo—. También me dijo —y me mostró— que en el brazo izquierdo tiene su nombre en élfico, en la tripa el nombre de su madre y en la pierna izquierda el de su novia. Bueno, se trata de su exnovia, por lo que quiere hacerse en esa pierna una especie de gran mural que tape aquello cuyo motivo central será un indio que se asoma por entre unos setos (me enseñó un modelo en su móvil.
También me enseñó una web en la que puedes transcribir lo que quieras en élfico o en runas o en jeroglíficos egipcios... Bueno, puedes hasta poner tu fecha de nacimiento en glifos mayas. Aquí está la mía:
Decir que aluciné sería quedarse corto. Incluso muy corto. Y todo por 10,50 euros: dos platos, bebida, pan, postre o café y la conversación.
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