miércoles, 3 de febrero de 2016

Zona peligrosa


El otro día sentí un vértigo nuevo.
Salí de casa para ir a vídeo club.
Sí, no me he equivocado. Iba al vídeo club. Cerca de mi casa existe un vídeo club. Lo regenta un amigo mío y dice que es un negocio próspero. A alguien le puede sonar a ficción, algo así como decir "salí el otro día a dar de comer a los dinosaurios"; pero es cierto.
Total: el vídeo club está a cinco minutos de casa. Más otros diez que llevaba yo buscando una peli.  Quince minutos fuera de casa, cuando me di cuenta, oh terror, de que me había dejado el teléfono móvil en casa.
Me sentí abandonado, desamparado, desnudo, desconectado, frágil. Casi me desvanezco del susto.

Volví a casa a toda velocidad. ¿Y si no estaba el móvil en casa? ¿Y si se me había caído por una alcantarilla con su pantalla de millones de colores, su funda antiruptura... SU TARJETA SIM?

Estaba en casa. Sólo había sin leer un SMS de movistar sobre el Canal+ Liga (dial 46), dos peticiones de amistad de Facebook y el boletín de novedades de la Biblioteca de la UNED.

Respiré hondo. Y me di cuenta de que seguramente ya no tenga remedio.

Voy a intentar dejarlo en un cajón a ratos; pero más adelante. Por ahora no.

En fin, a propósito de reconocer las culpas de uno, aquí tienen diez frases del Papa Francisco sobre el sacramento de la penitencia, muy apropiadas para este año de la Misericordia.

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