miércoles, 28 de agosto de 2013

"Hermanas, hoy viene un numerario que hace paellas"


Como todo el mundo, tengo amigos normales, amigos sorprendentes, amigos frikis y amigos extrafrikis. Además, más alla de esa catalogación, está mi amigo Javier.
Javier me puso un email en junio (Javier no tiene móvil y su mujer lo tiene pero no lo coge nunca: entiendo que es uno de las señales de que se trata de una pareja ideal) para proponerme hacer paella en un asilo de ancianos de la Hermanitas de los Pobres en un pueblo de la Sierra de Madrid.
Me pilló con la guardia baja, entre otras cosas porque quince días antes me había pedido el email de algún detective privado del Opus Dei y le había fallado (sí, reconozco que no conozco ninguno).
Le dije que sí... y pasó el verano.
Con un poco de miedo, el lunes le puse un email del tipo "¿sigue adelante lo de la paella del 28?
-SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.
La suerte estaba echada.
Cambié el miércoles por el sábado en la oficina y hoy hemos hecho la paella. Bueno, el arroz de verduras con pollo.
Me ha salido un poco soso, para alegría de las monjitas, que prefieren poca sal para los ancianos. La bendición de los alimentos ha sido cantada. Ha habido aplauso al cocinero y, por supuesto, allí todo el mundo estaba al tanto de que soy del Opus Dei, y el caso es que Javier dice que él no les ha dicho nada, que todo se debe a las redes sociales.

Aclarar únicamente que no soy EL ÚNICO numerario del Opus Dei que hace paellas.
Ni mucho menos.

La foto no es de hoy. No estaba para fotos (aunque Javier ha hecho vídeo y tal vez lo edite). La hice en el mercado de Bilbao.

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