miércoles, 26 de marzo de 2014

Al pan pan y al ratón, clable


Más de una vez he reconocido que me gustaría dedicarme a redactar etiquetas de vinos. Creo que lo haría gratis: me fascina la posibilidad de hablarle a mundo de colores profundos, aromas espaciados y sabores robustos, como en la etiqueta de la foto.
Pero bueno, ya llegará el momento.
Mientras tanto, tampoco se puede decir que me aburra.

Se me ha roto el ratón y me he comprado uno en Carrefour por 11 euros con cable e instrucciones en doce idiomas. Los había más baratos, pero eran inalámbricos y a mí todo lo electrónico que va por el aire, como los mandos a distancia, el wifi, los localizadores de mascotas y los aullentadores de topos me llenan de inquietud. Sin embargo, los cables me dan serenidad. Bueno, también las torrijas de vino.

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