jueves, 6 de marzo de 2014

"Una obra de arte siempre es una autobiografía y una llamada de auxilio"


He estado esta mañana en un entierro con mi amigo Quico, hombre pródigo en titulares como el que encabeza estas líneas. Antes había estado en el hospital —ya no tengo nuevus: lo he cambiado por seis puntos de sutura— y en el trabajo y había usado hasta tres aplicaciones de internet. Pero eso es otra historia.

Yo quería decir que ayer estuve en la presentación de un ensayo de otro amigo. Un ensayo sobre César Vallejo y su claro posmodernismo envuelto en modernismo. Leeré el ensayo y ya contaré.

También ayer, leí algunos textos para mi Trabajo de Fin de Máster (se me acaba el rollete de leer y recoger: voy a tener que empezar a redactar). Entre otros, capturé algo escrito por Ernesto de Laguardia en 1984 para ridiculizar los relatos breves (citado por Ezama y a su vez citado por Roas):
"Arturo nació en 188... Se educó brillantemente, sedujo a Áurea, tuvo seis duelos, mató a Mendoza, se casó con Elisa, pasó a América, naufragó en el Pacífico, vivió en una isla desierta, cazó leones en el Atlas, combatió contra los ingleses, llegó a general, tuvo diez hijos y murió a los veinticinco años”.
Me ha parecido un buen relato de acción. Diría incluso de aventuras. Le sobran 167 para ser twitteable, pero tiene gancho.

La foto es de unas gambas plancha —por lo de la obra de arte, claro— que nos engullimos el otro día para celebrar norecuerdoqué. Por supuesto fue en Luis, la marisquería de culto de la Guindalera en la que incluso hice mi famoso vídeo GAMBAS PLANCHA.

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