Hasta hace un par de días nunca había estado en Lugo.
Preciosa catedral.
Bonita ciudad.
Imponente muralla.
En fin, ya estoy aquí, en Madrid, de calores, dentistas y persianas rotas.
Vengo del hospital, de conocer al pequeño Gonzalo, de dos kilitos y medio. Más o menos como yo... hace tiempo.
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