lunes, 31 de octubre de 2016

Pregunta: ¿En Tamajón hay níscalos? Respuesta Ayer no había níscalos en Tamajón


Sobre el asunto de las si las setas han salido ya, dónde y por qué, se pueden escribir volúmenes completos.
No voy a hacerlo.
Sólo voy a dar un dato: ayer en Tamajón no había níscalos. Ni uno.
¿Saldrán más delante si llueve un poco más y no hiela pronto? ¿Se ha acabado ya la temporada? ¿Ocurre lo mismo con las setas de cardo y los boletus? No sé. Lo que sé es que ayer no había níscalos en Tamajón.

Otra cosa que sé: anteayer los rebozuelos (también llamados cantarellus cibarius) estaban en el Carrefour de Alcobendas a 35 euros el kilo, mientras que este verano en la plaza de Graz (ver foto) estaban a 16 euros.

Los datos son los datos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

"No vi nada, no aprendí nada"


Este verano visité un castillo bien curioso en Hendaya.
Lo mandó construir un sabio viajero y astrónomo, y tiene muchas curiosidades.
Entre ellas está la de la foto: al parecer se trata de un agujero que practicó en la pared para poner ahí un telescopio con el que observar no sé qué fenómenos celestes.
Se ve que no consiguió ver mucho, porque finalmente cerró el agujero con este marco de piedra en el que puede leerse en euskera: "no vi nada, no aprendí nada" (que suena algo así como "ez ikasi, ez ikusi", creo).

No sé si es un refrán vasco o simplemente un gesto de humildad y buen humor del señor Abbadie; pero me gusta la anécdota. No es redonda del todo, pero tiene su aquel.

viernes, 14 de octubre de 2016

¿Eres feliz o sólo sonríes?


La foto la hice este verano en la estación de Canfranc, un extraño lugar más muerto que vivo, muy adecuado para perderse con una cámara de fotos.
Hice unas cuantas.

Ahora llueve. Pesero que no sea tarde para las setas.

He leído un libro bien escrito bastante cáustico con nuestros tiempos y sus cinismos. Ya digo que el libro me ha gustado (Herman Koch, La cena), pero me ha dejado un poco... iba a decir triste. No exactamente triste. Desasosegado. Eso. O sea: no me quita la esperanza, pero me invita a pensar que no hay un minuto que perder... para cambiar el mundo, y a recordar que el optimismo es un sucedáneo de la esperanza. No basta con ver la botella medio llena: hay que que ir con la manguera echando bien de agua a todas las botellas.

Pues eso: ¿eres feliz o sólo sonríes?