El maniquí muestra a los viandantes una riñonera de 1.190 euros.
Cualquier día me armo de valor y entro en la tienda para preguntar si han vendido alguna. En realidad, no me atrevo a entrar por si me dicen que sí.
Las dos de abajo están hechas mientras hacía una copia de las llaves de mi casa. El letrero recuerda aquellos avisos de la megafonía que escuchaba en Nuevos Ministerios el poco tiempo que fui alumno de la Universidad Autónoma: "tren con destino Segovia efectuará su parada en vía nnmirtnem". O sea, se entiende todo menos lo que quieres entender.
¿Y qué me dicen de la palabra expendiduría? Menuda palabreja.
He echado un vistazo a mis últimas entradas y observo que en los últimos meses de sequía bloguera no he dicho nada sobre la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri (profesora de mi instituto y santa). Soy un desastre. A ver si lo soluciono en los próximos días.
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