martes, 3 de septiembre de 2019

Sobre Moscú

Durante el mes de agosto, he puesto un montón de fotos en Instagram de Moscú y sus alrededores. No voy a repetirme.
Rusia es un grandísimo país y los rusos una gente estupenda. Sería un poco paleto hacer valoraciones de su historia tras pasar tres semanas en Moscú. Rusia tiene una tradición en la que emergen una literatura monumental, una música también enorme, y muchas más genialidades que las que puedan calcular los conocedores solamente del vodka, el caviar o la ensalada Olivier (que no es poco).
Es ridículo reducirlo toda a la revolución bolchevique y sus consecuencias, o al sorprendente hecho de que la hoz y el martillo sigan siendo el anagrama de AEROFLOT en pleno siglo XXI. Peeeeeero, hay que decir a los visitantes españoles unas pocas cositas:
1. En Rusia no hay persianas.
2. En Rusia no venden agua de colonia. Desconozco el motivo, pero no se vende. Ni para niños, ni para adultos.
3. Toman mucha sopa. En los restaurantes callejeros de menú, el primero casi siempre es sopa.
4. En la temporada adecuada (agosto) es frecuente que los vecinos se regalen manzanas de su huerto o de su dacha o de donde sea. Algunas están ricas, otra no; pero las regalan igualmente.
5. No usan el piso 0 o planta baja. El sótano es la planta -1. La planta baja es la 1. La planta 1 es la 2. Y así sucesivamente.
6. En el Metro (que es excelente y circula a toda pastilla) hay un puesto de vigilante de las escaleras mecánicas.
7. En Moscú hay pocas motos.
8. Tienen pocos pasos de cebra y son muy rigurosos en lo tocante a que el peatón cruce la calle por donde le venga en gana: o sea, no está bien visto y puede ser peligroso para un madrileño acostumbrado a considerar lo de la cebra algo simplemente orientativo. Cierto que, a cambio, tienen una gran riqueza de pasos subterráneos con abundante comercio.
Esto es todo por hoy.

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