No sé muy bien por qué hago este blog ni qué tipo de cosas voy a contar. Ya veremos si soy capaz de decir algo interesante todos los días, ya sabremos si a alguien le interesa. Como tarde o temprano pondré en algún sitio (ahora mismo no sé ni dónde hay que ponerlo: esta es la primera ventana de texto a la que consigo llegar en esta Gimkana que es la creación de un blog nuevo), soy del Opus Dei y abro este blog para contar cada día desde dentro algo significativo -o no- de mi vida. Anuncio que se trata de una vida repleta de sucesos tan normales como extraordinarios, tan corrientes como míos... o de mis alrededores.
Como saludo a no sé bien quién, he titulado "Despedidas" es te post. Vivo en un centro de la Obra. Somos doce. A veces cambiamos de centro. Hoy uno se ha ido hoy a vivir a Canarias. Llegó aquí hace dos años, y tras el desayuno nos ha ofrecido una especie de brindis (digo especie, porque entiendo que hacer chocar unos vasos de yogur líquido no es propiamente un brindis): "Dicen que ya no duelen las despedidas. Dile al que te lo diga... que se despida".
Pues eso: tomo su despedida como saludo y a ver en qué termina esto.
1 comentario:
Magnífico brindis casero. Ánimo: si todos los días escribes como ayer, te leeré.
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