viernes, 27 de marzo de 2009

Godofredo

En el viaje que hice a Santander hace unas semanas recorrí algunos lugares de mi infancia. Algunos son irreconocibles, otros no los encuentro, a algunos no me dio tiempo a ir -a ver si algún día consigo ir de puro turismo-; pero también los hay que están exactamente como los dejé allí... hace 30 años. Es el caso de Godofredo, donde yo compraba mis aparejos de pesca, con los que yo realizaba actividades que ahora deben ser delito: hay que ver cómo evolucionan las inocentes actividades infantiles.

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