sábado, 5 de septiembre de 2009

El Opus Dei según Teófilo


El pasado 2 de abril entré en el Crisol de Juan Bravo y a cambio de 21 euros me dieron un ejemplar del libro EL MILAGRO DEL OPUS DEI, de Teófilo Ruiz.
El autor del libro y yo tenemos un amigo común, que me informó de la publicación -sabe que yo soy del Opus Dei- y me pidió mi opinión.
Le dije que lo compraría y prometí leerlo. Aquí va mi opinión.

Reconozco que comencé a leer el libro con interés, que del interés pasé enseguida al asombro y que finalmente me instalé en la decepción. O sea, el resumen de mi opinión es "no tiren 21 euros comprando estas 400 páginas". Me explico: como soy del Opus Dei, me parece bien que la Obra suscite el interés de una persona como Teófilo -de quien por cierto sólo sé lo que dice la solapa inicial del libro-, y me interesaba lo que él pudiera contar sobre la Institución de la Iglesia católica a la que pertenezco, pero enseguida comprobé que el libro reproduce bulos y prejuicios de forma bastante acrítica (como que con el dinero que sacamos de Matesa subvencionamos la campaña electoral de Nixon), incurre en inexactitudes realmente chistosas (el fundador, por ejemplo, dedicó muchos esfuerzos a la construcción del santuario de Cova Bianca -sic-) y, sobre todo, muestra un notable desconocimiento de las realidades a las que se refiere (buena parte del libro afronta la cuestión jurídica del Opus Dei, y para ello se hacen numerosas referencias al Derecho canónigo -sic otra vez-). En fin, son sólo ejemplos, hay docenas semejantes, y yo no estoy escribiendo una recensión sino una modesta opinión.

Aunque me parece que el autor es merecedor de todo el respeto del que él mismo priva a los que llama "hagiógrafos de cámara", no puedo evitar la comparación entre lo que este libro nos cuenta, y lo que pudiera aportar a la Física Nuclear el trabajo escolar de un estudiante de Primaria: buenas intenciones, casi nada nuevo y tal vez una forma diferente de mostrar unos recortes de wikipedia.

Junto a todo lo que llevo dicho, tengo que reconocer que mi impresión general es que el autor no dice lo que dice con mala intención. Más: hay un momento en que comenta que la lista de miembros del Opus Dei en puestos influyentes que recoge alguno de los libros que existen contra la Obra parece la guía telefónica; o incluso elogia la calidad de la edición histórico-crítica de Camino del teólogo Pedro Rodríguez; y a menudo cita libros de esos que considera acríticas loas...
Creo que en el fondo que lo que ocurre es que sencillamente no entiende -y por eso califica de "milagro" el Opus Dei- que un cura de Barbastro pueda haber recibido en su corazón la semilla divina de un camino de santidad universal, y necesita encontrar la red de tejemanejes necesarios para conseguir ese imposible, sean éstos reales o no.

Lo dicho: no tiren 21 euros. Por cierto, cuando lo compré guardé le ticket y lo escaneé –arriba está la imagen- para probar que ese día estaba a la venta en librerías -leí que misteriosamente la distribución iba lenta-; pero supongo que pasados cinco meses me puede salir el ticket por la culata, ya que en este tiempo se ha cerrado no sólo el Crisol de Juan Bravo, sino toda la cadena... ¿Una señal de hasta dónde llega nuestro tremendo poderío empresarial?

3 comentarios:

Anacleto dijo...

Grande Quique, muy grande!!
Por favor, más comentarios de este tipo...
(Como puedes ver no hago ninguna referencia al farolillo rojo de la Liga)

Anónimo dijo...

Enrique Muñiz se queja amargamente por la pérdida de sus 21 euros, al haber cometido el error de comprar mi libro EL MILAGRO DEL OPUS DEI, por lo que recomienda que nadie más tropiece con la misma piedra “comprando estas 400 páginas”. Dejemos esto para el final.
Se pregunta Enrique Muñiz quien es Teófilo. Cierto. No tiene ninguna obligación de saberlo. “Desaparecí” con las revistas en las que colaboraba, publicando junto a autores como Malefakis, Preston, Payne o Tuñón de Lara, que estoy seguro que sí le suenan.
Sostiene Enrique Muñiz, como pruebas irrefutables de la maldad de mi trabajo, dos errores que, en última instancia, son mí responsabilidad, pero que se explican por una corrección de pruebas prometida y no realizada antes de enviar el trabajo a la imprenta. En cuanto al “Derecho canónigo” no creo que hagan falta más explicaciones. Con respecto a lo de “Cova Bianca”, estoy seguro que sabía que me refería a las instalaciones de “Cavabianca”, sede del Colegio Romano (una de las “locuras” de Escrivá, junto con Torreciudad).
Me acusa de falta de respeto a los que llamo “hagiógrafos de cámara”. Nada más lejos de mis intenciones que faltar al respeto a nadie y menos a personas que como, por ejemplo, Andrés Vázquez de Prada han realizado una labor imprescindible para conocer el desarrollo del Opus Dei, y que son citadas de forma profusa en EL MILAGRO.... .
Sostiene Enrique Muñiz que mi trabajo sobre la Obra puede aportar lo mismo que el trabajo de un estudiante de Primaria a la Física Nuclear. Cierto que no creo haber descubierto el Mediterráneo y puede que mi aportación al conocimiento del Opus Dei tenga un valor parecido a lo que pueda contribuir un asesino en serie a la moral cristiana. Sin embargo, he tratado de profundizar en la influencia de Nietzsche sobre el joven Escrivá, en los años de la redacción de CAMINO; en el papel fundamental protagonizado por algunos miembros de la Obra en la modernización de la economía española y en el apoyo fundamental de miembros del Opus Dei para el arribo a buen puerto de la Monarquía; en las conexiones entre la doctrinas social de la Iglesia y la teología del trabajo de Escrivá de Balaguer, así como la presencia de sus ideas en algunos de los documentos del Vaticano II y la influencia de Ignacio de Loyola en el Fundador. Puedo asegurar que no son datos que estén volando por Wikipedia.
El problema, para Enrique Muñiz, es que no entiendo “que un cura de Barbastro pueda haber recibido en su corazón la semilla divina de un camino de santidad universal”. Es cierto, no lo entiendo. En cambio si entiendo que Escrivá de Balaguer ha pasado a la Historia por sus propios méritos; por su capacidad de detectar las carencias y problemas que tenía la Iglesia en España, especialmente en el campo de la Educación; de insistir en el concepto del trabajo bien hecho; de montar una organización para captar a personas bien preparadas y de su voluntad de poder, plasmada en las numerosas instituciones que dependen de la Obra. Sin embargo, a pesar del “mandato divino” que decía recibir, no consiguió que Juan XXIII o Pablo VI aprobaran el régimen jurídico del Opus Dei, tal como él pretendía, pues creían que intentaba montar una “iglesia” dentro de la Iglesia. .
Creo que Enrique Muñiz ha utilizado el “apostolado de la malalengua” (Camino.850), ”. Para próximas ocasiones le propongo que medite sus críticas tal como recomienda Mons. Escriva: in sinceritate cordis –con sencillez de corazón (II Cor.I, 12).
Y para finalizar, los 21 euros. Tal como se lamenta, parece que los 21 euros salieron de sus entrañas y no de su bolsillo. Como recomendaba el admirado por él y por mí (aunque por distintas razones) Escrivá de Balaguer, quiero “reparar”: que me haga llegar un número de cuenta corriente y le devolveré sus 21 euros, incluso con intereses, si así lo cree justo y necesario

Marta Salazar dijo...

sin duda el autor es espanol ;)

saludos!