lunes, 9 de marzo de 2015

Hacia la paella molecular


Con el mes de marzo parece que el buen tiempo llega para quedarse, motivo por el cual comienza oficialmente la temporada de paellas y preveo que bloguearé aún menos.
Temo que lo de la disminución del blogueo es una espiral de la que va a ser difícil salir. Al terminar el máster, me he puesto a leer todos los libros que tenía en lista de espera, y éstos reclaman las lecturas de otros... y he retomado las idas a la biblioteca pública, y he descubierto que se pueden bajar libros on-line que hay que leer en 21 días antes de que se autodestruyan... y si te pones a leer, queda poco espacio para escribir.
En fin, queridos seguidores, escribiré menos y leeré más. Al menos, durante un tiempo.

Es una pena, porque en las últimas semanas he tenido ocasión de asistir a la fundación de un partido político de ultracentro, he jugado al pádel con un amigo que medía los metros recorridos, las calorías gastadas y hasta los momentos en los que se ponía en riesgo cardiaco; he ayudado a otro a cambiar la tarifa del móvil para así tener "más milibares de internet", e incluso he tenido en mis manos un libro sobre paellas en el que he descubierto el uso adecuado de verbos como confitar, desglasar o nacarar. Lo dicho: una pena.

Dejo testimonio del inicio de la temporada paellera y foto de la gastada epidermis madrileña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buaaaaaaaaahhhhh