lunes, 29 de febrero de 2016

Fortor


Las flores del cerezo tienen mucha poesía sobre sus espaldas.
No seré yo el que la estropee.

Hoy, 29 de febrero, era el cumpleaños de mi tío Leandro, el marido de mi tía Esperanza, mi madrina favorita. Propiamente, Leandro cumplía un año cada cuatro. He rezado por ambos, que ya murieron, aunque más bien habría que acudir a su intercesión.

Hoy también me he acordado de un amigo que desde el sábado es diácono al escuchar en Misa aquello de "Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Francisco, a nuestro obispo Carlos, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti."

Pero yo lo que quería decir es que el otro día vi un programa de cocina en el que el cocinero, antes de proceder a picar un diente de ajo le quitaba el nervio para "quitarle el fortor".

¿el fortor?
sí, el fortor.
Podía haber dicho el picor o el picante o la fuerza, pero dijo el fortor.

Una vergüenza.
Un escándalo.
Y tendrán la desfachatez de echarlo en horario infantil.
No respetan nada.
No sé a dónde vamos a llegar.
Me parece indignante que dejen que hable por la tele a un señor que, por mucha cocina que sepa, le quita ese nervio al ajo. A mí el ajo me gusta con todo su fortor. Y si repitea como si repitintinea.

No hay comentarios: