sábado, 9 de junio de 2018

Máxima confidencialidad



Me intentó parar por la calle una chica con gorra:
—Disculpe, caballero, es sólo un minuto.
—Gracias, tengo prisa.
—Sólo es una pregunta.
—Tengo prisa, señorita.
—¿Me puede decir si considera que trabaja por vocación?

Sonreí. No dije nada. Seguí caminando y ella se dio la vuelta para ver si encontraba alguien menos borde.

Me arrepentí durante todo el día de no pararme unos minutos para averiguar cuál era la siguiente pregunta y qué narices pretendían venderme con esa introducción. Pero si te pones borde tienes que cargar con las consecuencias.

Los letreros callejeros de las fotos permiten contienen buenos ejemplos para clases de Lengua.

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