Sigo viajero, aunque al caer la tarde estaba ya hogareño para asistir a la retransmisión del Barcelona - Chelsea, equipos ambos plagados de estrellas globales. Se me ha incrustado en algún lugar de la cabeza -tal vez entre el yunque y el estribo- lo que ha dicho el comentarista acerca del "rompimiento del menisco" de uno de los jugadores. Había yo observado alguna vez la diferencia entre la ruptura de relaciones y la rotura de botellas; pero esto del rompimiento de los huesos me espabila lingüísticamente, y mucho.
¿Era Góngora el primero que peinó los vientos?
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