Me escribe un amigo malvado -que es diferente de un malvado amigo, porque el hecho de que uno sea malvado no quiere decir que lo sean todos sus amigos, por lo que "malvado" es especificativo y no epíteto- que si "¿No pones el peso los jueves por amnesia o porque estás hecho un botijo?". Y respondo: por amnesia.
A ver si el jueves próximo me peso y retomo el tema basculante.
Dos cosas: el arroz con torreznitos y lomo de cerdo ibérico muy muy serio. Llevaba champi y guisantitos. Me arrepiento de no haber hecho vídeo.
Y como es domingo pongo un texto del Papa:
"una visión de la vida enraizada firmemente en la dimensión religiosa puede ayudar a conseguir dichos fines, puesto que el reconocimiento del valor trascendente de todo hombre y toda mujer favorece la conversión del corazón, que lleva al compromiso de resistir a la violencia, al terrorismo y a la guerra, y de promover la justicia y la paz. Además, esto proporciona el contexto apropiado para ese diálogo interreligioso que las Naciones Unidas están llamadas a apoyar, del mismo modo que apoyan el diálogo en otros campos de la actividad humana. El diálogo debería ser reconocido como el medio a través del cual los diversos sectores de la sociedad pueden articular su propio punto de vista y construir el consenso sobre la verdad en relación a los valores u objetivos particulares. Pertenece a la naturaleza de las religiones, libremente practicadas, el que puedan entablar autónomamente un diálogo de pensamiento y de vida. Si también a este nivel la esfera religiosa se mantiene separada de la acción política, se producirán grandes beneficios para las personas y las comunidades. Por otra parte, las Naciones Unidas pueden contar con los resultados del diálogo entre las religiones y beneficiarse de la disponibilidad de los creyentes para poner sus propias experiencias al servicio del bien común. Su cometido es proponer una visión de la fe, no en términos de intolerancia, discriminación y conflicto, sino de total respeto de la verdad, la coexistencia, los derechos y la reconciliación." (es del discurso de Benedicto XVI a la Asamblea de Naciones Unidas)
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