Jacobo, que siempre ha sido muy fino para estas cosas, sacó ayer del bolsillo una bolsa con una especie de pasas secas de color rojo y me ofreció: -¿quieres bayas de Irán?
Nos tomamos unas bayas de Irán, que saben a casi nada y se quedan bastante entre los dientes.
Como se pongan de moda, no descarto la huida.
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