A su casa hemos ido a rezar hoy varios amigos en su fiesta de la Asunción (por un lado, el coche deja bastante cerca y por otro lado una cosa es la altitud de la ermita y otra la de la cumbre del Veleta, pero no es plan de matizarlo todo todo).
No me faltan cosas por las que pedir, y por muchas cosas he pedido; pero muy en primer lugar me he acordado de mis amigos Deivid y Cristina y sus maravillosos hijos.
Y estoy seguro de que soy escuchado.
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