Han pasado ya doce días de la nevada. Queda mucha nieve por Madrid, pero parece que mañana suben por fin las temperaturas y llueve... y tal vez se atasquen las alcantarillas con las ramas y comiencen a flotar las basuras no recogidas.
Nos estamos acostumbrando a que si algo puede salir mal saldrá mal. Y eso no está bien. En una de mis fotos de estos días se aprecia que hay gente que echa comida a las palomas. Muchos ayudan a limpiar calles, a transportar gente... de todo. Asombrosa la abundancia de buenas personas.
En fin, tranquilos, costará dejar las botas de treking y volver al mocasín, pero volveremos. No hará falta pala para sacar el coche (las personas mayores llevamos diez días arrancando el coche a diario para no llevarnos un susto cuando pase el temporal). Incluso dejaremos de caminar como pingüinos y de usar mascarillas. Bueno, eso último tal vez ya no suceda nunca; pero bueno, tampoco son tan incómodas y si le coges el tranquillo a la forma de colocarlas ni siquiera se empañan las gafas.
Estoy muy positivo (de ánimo, no de virus). No sé, tal vez me animen las meditaciones sobre la unidad.
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