Mucha gente, muchas familias, muchos niños... Buena gente. Me han puesto un micrófono al final de la Misa. No sé ni para quién grababan las imágenes. Podía haber dicho algo de la piedad con la que he visto seguir la Misa a tanta gente, como al tipo de Tanzania que estaba a mi lado; o haber reconocido que me emociona estar cerca del Papa, pero he dicho otras dos cosas que me han venido a la cabeza: la primera que me gustaría estar en México dentro de tres años en el próximo Encuentro Mundial de las Familias, y la segunda que llevo dos días preguntándome dónde se mete tanta gente buena los días de diario: familias sonrientes, chavales simpáticos, gentes de todos los países a los que no llamamos inmigrantes sino hermanos, monjas...
En fin, eso es lo que he dicho a las cámaras.
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