sábado, 27 de septiembre de 2008

A albornoces


Me dicen que ya hay algún níscalo, pero no he podido salir.
Cuando se puede, se puede; y cuando no, no.
Alguien contó el otro día de un señor, al que su esposa convence para ir al Corte Inglés a comprar unos albornoces. Realizada la compra, la señora invita a su marido a ver algunas camisas. El marido se niega en rotundo: "si hemos venido a albornoces, hemos venido a albornoces".
(por cierto, menuda palabra "albornoz": la escribes tres veces y hasta te da miedo que te ataque)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el bosque de hayas que te conte, cogimos tres Edulis y eso es todo.
El resto de la excursion fue... como diria yo, diferente?.
No encontramos la pista que nos llevaba al otro bosque de pinos, donde nos esperaban los niscalos, pero a cambio, nos hicimos unos 100km en coche perdidos por majaelrayo hasta el punto de casi quedarnos sin gasolina y tener que comprarsela a un tractorista y sin olvidar de que 4 de los 5 chicos que venian, vomitaron no menos de 2 veces cada uno.
Apasionante, ¿no?
Lo bueno del dia fue el confirmar que en ese hayedo nos podemos poner las botas.
Saludos,
Miguel