Reconozco que una buena parte de las cosas serias que hago no las cuento en el blog. Cuento lo que cuento y no cuento lo que no cuento; pero el caso es que el viernes pasado estuve en una sala de un hospital en el que se ponen unas cien quimioterapias al día y, aunque yo iba de acompañante, no dejo de darle vueltas.
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