martes, 12 de enero de 2010

Feliz año a todos


Cuando una moto entra en racha, dan ganas de abandonarla a su suerte, sobre todo con el tiempecito que estamos teniendo en este rincón de la Antártida en el que se está convirtiendo la Prospe por culpa del cambio climático, o de lo que quiera que sea.
Total, que ha fallecido la batería de mi moto. "Esto es igual que las pilas -me dijo el del taller-: un buen día se acaban". La explicación hasta me hubiera parecido llena de poesía si no hubiera sido por los 34 euros que tuve que abonar, "en efectivo".
Bueno, también me animó el letrero que vi en la puerta de un bar mientras me di un paseito para dar tiempo a que me cambiasen la dichosa batería. Es el de la foto.

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