La primera foto es de Bohinj y las otras dos de las orillas de Bled.
También me bañé en el río Sava.
Hacía mucho que no hacía una excursión tan deslomante. Llegué a pie a un lugar desde el que se tiran en parapente y una vez allí hice primero un vídeo y luego otro. Cuando ya creí que sólo quedaba degustar el famoso pastel de Bled del que dicen haberse consumido ya 13 millones de unidades, dimos una vuelta completa al lago de Bled. Algo realmente extremo.
Cierto que luego cayó el pastel. Ya lo creo que cayó.
Este país es bonito tirando a muy bonito. Si te despistas, te conviertes en excursionista sin comerlo ni beberlo (bueno, tal vez no sea el refrán más adecuado para la situación concreta, pero en general se entiende).
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