Al fondo, la nueva basílica y el Cristo que puse ayer.
Fátima no se libra de la costumbre de hacerse fotos unos a otros.
El Sábado Santo siempre me ha conmovido, con esa mezcla de tristeza por la muerte y esperanza por la inminente Pascua, en el frío del sepulcro de piedra.
Mucha enjundia.
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