Vengo de ver el final del partido de fútbol entre mi Atleti y el Valencia. Cómo se han puesto por el típico forcejeo en el área pequeña con la tensión acumulada de los últimos minutos y el árbitro que tiene que decidir en una fracción de segundo y luego ser juzgado por 40 moviolas que lo repiten todo desde todos los ángulos. Y tal. Qué nervios. Y ahora en semifinales el Liverpool. Me da pena, sobre todo por Torres. Qué esfuerzo. Qué desgaste el mío. Más o menos como el de los caminantes que metan la cabeza en los huecos de la foto.
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