viernes, 1 de abril de 2016

A orillas del Mar de Galilea, también conocido como lago o mar de Tiberiades


En la zona de Tabgha, concretamente entre la orilla del lago y el santuario del Primado de Pedro, junto al muelle que describe la peregrina Egeria, hay tres grandes piedras con forma de corazón. Dicen que recuerdan las seis veces que se usan los verbos amar y querer en el texto del evangelio de San Juan 21, 15-17. A saber:

“Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
Le respondió:
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Le dijo:
—Apacienta mis corderos.
Volvió a preguntarle por segunda vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Le respondió:
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Le dijo:
—Pastorea mis ovejas.
Le preguntó por tercera vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió:
—Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero.
Le dijo Jesús:
—Apacienta mis ovejas.”

Me gustan los cumpleaños, los aniversarios, las sorpresas, las costumbres antiguas... Me fascinan los años santos compostelanos que se repiten con una cadencia irregular cuando el 25 de julio cae en domingo, los años bisiestos, las celebraciones jubilares. Y también la variedad de las conmemoraciones cristianas, que resultan familiares y a veces hasta un poco caprichosas: el triduo de Navidad, las cuatro semanas de Adviento, los cinco misterios del Rosario del día, los siete domingos de San José, la octava de Pascua, la Novena de la Inmaculada...

Pero no conocía —o al menos ahora no caigo— ningún sexteto espiritual.
Por eso hice foto.

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