domingo, 3 de septiembre de 2006

Mundobasket


He pasado un rato excelente a mediodía con los chicos de la selección de baloncesto. Luego he conocido la historia tremenda de la muerte del padre del entrenador, descanse en paz. He leído cosas bonitas de Pepu. Me he emocionado. Siempre tuve un poco de tirria a ese entrenador de equipos inferiores que estaba unas clases por encima de la mía (Pepu es de la edad de mi hermano Jose María, cuatro años mayores que yo) y no dejaba a los chavales jugar con muñequeras. Tonta tirría, que hoy se convierte en admiración a este currante padre de tres niñas y, sobre todo, en oraciones por su padre, que estará disfrutando del éxito de su hijo como nadie.
Jugar o entrenar al baloncesto es una profesión como otra cualquiera, pero hay que ver la satisfacción que puede dar a los demás la de jugar al baloncesto y ganar. Hay que ver. ¿Más que la de cortar bien el césped del patio del Museo do Pobo Galego? A saber. Desde luego menos ruidosa.

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