miércoles, 3 de enero de 2007

Año nuevo, vida nueva


Un amigo me ha dicho esta mañana que se ha apuntado a un gimnasio. Juraría que ya me dijo esto mismo el año pasado, pero no he querido aguarle el propósito. Yo no soy tan atrevido con los propósitos, o tal vez sí.
Me hacía estas preguntas cuando me he encontrado cerca del parque de Berlín con la escena de la foto: ¿No tenía ya todo el mundo calefacción de gas, que contamina menos y es más barata? Se ve que no. La de mi Centro del Opus Dei es de gas. Viví en un Centro en el que era de fuel-oil: siempre se nos acababa el combustible cuando más frío hacía, y hasta comíamos con guantes. Qué tiempos. Qué propósitos. Tengo que hablar con el del gimnasio: tal vez le vaya mejor cargar carbón que hacer pilates.

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