No quedé muy contento de cómo salió esta foto de la Mare de Déu dels Desamparats, con la corona enfocada y la cara de la Virgen borrosilla; pero luego he pensado que encierra una buena metáfora de cómo es uno tan ceporro que se fija más en los adornos que en los rostros.
A lo que iba: enlazo discurso pronunciado en audiencia de este verano por Benedicto XVI. Son ocho parrafitos y se titulan María, madre de los sacerdotes.
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