En Santiago de Compostela hice el arroz de la foto: resumidamente, dos manojos de ajetes, ocho ñoras, un kilo de tomate, cuatro kilogramos de arroz bomba, tres de gamba pelada, un kilo de chipirón y dos de calamares.
Lo digo, porque aunque ayer no hice fotos, estuve en Villalba con Luis, María y sus cinco estupendos hijos. Me volví a casa con la sensación de haber dejado todas las conversaciones a medias: la de la tesis de Luis, la de sus planes de futuro, la de por qué soy del Atleti (este asunto es muy difícil de desarrollar en toda su complejidad), la de la publicación de mi novela, la de por qué son sacerdotes los sacerdotes, la del porcentaje de numerarios del Opus Dei que hacen paellas, la de cómo crecen los niños que no comen... Habrá quedar de nuevo. A ver.
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