Ayer quedé en El Comercial con mi amigo Juan Antonio, columnista de los que citan a Proust de vez en cuando, es decir, columnista con solera. Hablamos de un proyecto de libro que se traen entre manos para las bodas de Oro de sus padres, de la novela que ronda mi cabeza pero de la que sólo llevo diez páginas, de alguno de sus reportajes, de cómo nos utilizan los políticos para crispar nuestros votos, y seguramente de algo más que no recuerdo ahora.
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