Iba en moto por la calle y me he encontrado con Yuki, japonés al que conocí hace tres años en Nagasaki. Se había perdido. Buscaba la calle Alustante. Le he llevado. Me ha dicho que soy su ángel custodio. Los japonenes tienen mucho ojo. Lo hemos celebrado con este autorretrato.
Jai ha abnadonado a su grupo de peregrinos para estar con su abuelo, que engulle programas televisivos de tema JMJ como si fueran donuts.
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