Nunca he tenido el valor de imitarle en tan severo ayuno acuático; pero me he acordado de él hoy, día en el que mi teléfono móvil ha perdido absolutamente todo su contenido... y vuelta a empezar.
Me ha preocupado, lo reconozco; y me ha llevado un rato recuperar de aquí y de allá los contactos, el calendario, los cumpleaños... pero ya no tengo fotos, ni vídeos, ni juegos, ni todas esas App que ocupaban espacio sin saber muy bien para qué.
Mi teléfono ha quedado limpio como mi amigo.
Supongo que la imagen contiene moraleja potencial.
Ustedes mismos.
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