Modestino, Bartolo y Romagnoni

A orillas del Tíber, en Roma, cerca del Vaticano, se levanta el imponente Palacio de Justicia. Siempre he oído contar que ese edificio mse construyo con gran magnificencia con el propósitro de eclipsar la importancia arquitectónica de la Basílica de San Pedro. A saber. la cuestión es que pasé por allí con mi cámara de fotos e hice unas cuantasa las estatuas que decoran (o tal vez algo más) la fachada principal. Mi agnorancia absoluta sobre las vidas y logros de Modestino, bartolo y Romagnoni (que así rezan sus espectivos pedestales) ha estimulado mi curiosidad lo suficiente como para investigar con ayuda de Google y Wikipedia, ahsta estar en condiciones de compartir los siguientes datos (los parénesis son míos):

Bartolo de Sassoferrato o de Saxoferrato nació en Venatura, pueblo cercano a Saxoferrato (o Sassoferrato, digo yo), en 1313 y murió en Perusa, el 13 de julio 1349, contando tan solo con 49 años (ignoro cómo contabiliza esto Wikipedia, pero a mí me salen sólo 36). Fue un profesor italiano de leyes y uno de los juristas más prominentes de la edad media. Sus primeros estudios los recibió del Padre Pedro de Asís, demostrando gran precocidad: con tan solo 14 inició estudios de Jurisprudencia en la Escuela de Derecho de Perusa, siendo alumno de Cino da Pistoia, el cual según Baldo, su principal epígono (osea, debió tener más epoígonos menos principales), influyó profundamente en Bartolo. Posteriormente se tranlada a Bolonia tras la jubilación de Cino de Pistoia, donde se doctora en Derecho en 1334.

Romagnoni (Salsomaggiore, 1761-Milán, 1835) Filósofo y jurista italiano. Pretor en Trento hasta 1791 y luego profesor en Parma, Pisa y Milán (1807). Su obra gira en torno a la idea de la legalidad del castigo social con miras a preservar el bien colectivo (tema sugerente, no me diga que no). Sus obras más conocidas son Génesis del derecho penal (1791) e Introducción al estudio del derecho público universal (1805).

Modestino: Fue el último de los juristas clásicos que merece citarse como tal, escribió en griego y en latín en la forma simple y clara que querían los maestros postclásicos. Escribió obras elementales destinadas a la enseñanza, unas Instituciones de diez libros (pues no debían ser todos tan elementales).

En fin, hasta aquí mi modesta aportación a la historia de los juristas italianos. Alguien podría preguntarse con toda la razón del mundo quñe tiene ver esto con el Opus Dei. Me alegra que surja tan naturalmente la pregunta. La respuesta es NADA, aunque se podría matizar si se recuerda que este blog no es propiamente sobre el Opus Dei -aunque a veces lo parezca- sino sobre lo que yo hago, que estoy dentro del Opus Dei; y hoy, por ejemplo, he buscado estas fotos y he dejado brotar mi instinto investigador (también llamado curiosidad). Ale. Mañana más.