El dentista ha cumplido sus amenazas y me ha quitado tres de mis más antiguas muelas. Ha sido sencillamente horroroso, no me veo con fuerzas para dar detalles. Además si no he entendido mal, me ha rellenado algún hueco con hueso de vaca. He preguntado a las enfermeras si testificarían a mi favor en un juicio, y me han respondido con evasivas.
Animado por los antibióticos, imagino la vida eterna que les espera a los dentistas, porque como decía Woody Allen, "la vida eterna es muy larga, sobre todo hacia el final".
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