Una de las sorpresas que se lleva uno en el Cementerio de La Almudena es que contiene incluso paradas de autobús de línea. La foto no es de hoy: la hice el año pasado, ya entrado el invierno. Tengo algún hermano y algún amigo allí enterrados, y a veces me paso con mi moto a rezar un ratillo. Por tener, tengo hasta un hermano que hoy cumple años. Felicidades.
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